“El precio lo impone un vendedor, El valor lo impone quien lo adquiere”
El valor es una cualidad o conjunto de cualidades por las que una persona o cosa es apreciada o bien considerada. Se refiere a la virtud o al talento e importancia y utilidad.
El precio supone el costo monetario para la adquisición de un bien o, las características intrínsecas que le imprimen un valor existencial y /o emocional a los aspectos relevantes de la vida. La cantidad de dinero que permite la adquisición o uso de un bien o un servicio expresa el valor monetario y, va de la mano con lo que un comprador o cliente pueda pagar para adquirir un producto. Generalmente el precio varía de acuerdo a la materia prima empleada, como también al tiempo de producción y competencia en el mercado.
La palabra precio como tal, puede tener un significado simbólico no necesariamente monetario, que se usa para destacar el esfuerzo, sufrimiento o pérdida que “costo” obtener algo. Por ejemplo, Loida pagó un “alto precio “para obtener una carrera profesional.
La diferencia entre precio y valor se torna a todas luces evidente. Y pudiéramos seseñalar solo algunas evidencias al respecto:
Con qué cantidad de dinero se puede comprar la vida? Tiene precio la vida en la plataforma económica? De ser así, ¿Cuánto pudiéramos pagar por la salud? De igual manera, ¿se podría comprar la paz? ¿Cuántos billetes en pesos nos costaría la risa de un niño? ¿podría un hijo devolverle la vida a su madre ya fallecida? O ¿La madre por su hijo?
Estas preguntas existenciales, no tienen respuestas. No existe moneda alguna sea en dólares americanos, euros, pesos o yenes que logren garantizar el valor de la vida humana. Y, ¿qué decir de la honestidad, felicidad y el amor?
¿Qué costaría sobrepasar la esterilidad en la vida de una pareja de hombre y mujer, para concebir hijos?
Merece la pena arriesgar la salud física y emocional con el fin de producir dinero? ¿Sea un dinero bien o mal habido cuya adquisición revela a todas luces las maneras dudosas del mismo, generar respeto y estatus social con carácter de permanencia?
En un análisis profundo, el dinero no representa todo en la vida, hay cosas que el dinero no puede comprar: un hogar funcional, una conciencia tranquila y en paz, una familia saludable con unidad de criterios, la formación humana basada en principios y valores, la presencia significativa de padres presentes, la sabiduría que viene de Dios.
Estas preguntas reflexivas nos hacen pensar seriamente acerca de prioridades. Vamos a darle importancia a las cosas que tienen valor, las que tienen precio económico se pueden obtener a través del trabajo, sea este honorable o cuestionable. Hagamos nuestra propia lista de las pertenencias que si tienen valores presentes y eternos. Hagamos el compromiso de cuidarlas, atesorarlas y promoverlas como un bien a nuestros hijos y familias.
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